TEODORICO I EL GRANDE - pág.2

En el ámbito interno su mayor deseo fue salvaguardar las tradiciones e instituciones imperiales, de las que se consideraba depositario, para lo que se rodeó de consejeros romanos como Casiodoro y Boecio, y procuró armonizar las relaciones entre godos y romanos aun dentro de una estricta separación. Así, por ejemplo, mientras su Edicto, conjunto de breves sentencias basadas en leyes romanas, tuvo como propósito someter a ambos pueblos a una misma ley, su ejército estuvo reservado exclusivamente a los ostrogodos y se prohibió a los romanos portar armas. Similar prudencia mostró en materia religiosa, ya que permitió la coexistencia del catolicismo y del arrianismo profesado por los godos, si bien al fin de su vida los enfrentamientos con la iglesia romana y el imperio de oriente lo llevaron a adoptar medidas como la ejecución del filósofo Boecio (594), su antiguo consejero, y el encarcelamiento del papa Juan I, que murió en prisión.
Teodorico falleció en Rávena el 30 de agosto del año 526.