TREINTA AÑOS, GUERRA DE LOS - pág.3

Este monarca había realizado en su país una importante reorganización económica, administrativa y militar.
Sus soldados lo consideraban un gran estratega por sus victorias en Polonia, y esperaban que librara al Báltico de la presencia de españoles e imperiales y de las imposiciones de la contrarreforma. El pretexto de Gustavo II Adolfo para entrar en la guerra fue el saqueo realizado por los imperiales en Magdeburgo. Los suecos, dotados de una eficaz organización militar y de modernas armas, derrotaron a Tilly en Breitenfeld (1631) y a Wallenstein en Lützen, victoria esta última que costó la vida a Gustavo II Adolfo. El regente sueco Axel Greve Oxenstierna prosiguió la guerra asociándose a los príncipes protestantes alemanes, pero en 1634 fue derrotado en Nördlingen por el cardenal-infante Fernando, hermano de Felipe IV, y el duque Carlos de Lorena. El ejército imperial avanzó rápidamente por Alemania, y los príncipes alemanes se vieron obligados a firmar la paz de Praga.
Período francés (1635-1648)
Ante el nuevo reforzamiento del poderío de los Habsburgo, Richelieu decidió entrar directamente en la guerra y buscó la alianza con Suecia, los Países Bajos, Saboya y el principado de Sajonia-Weimar. Al principio, el éxito acompañó a los españoles e imperiales, que se aproximaron a París, pero la derrota naval de las Dunas, en 1639, las guerras internas de separación de Cataluña y Portugal (1640), alentadas por Richelieu, la derrota de Rocroi (1643), y las pérdidas sufridas en Centroeuropa, obligaron a los españoles e imperiales a firmar tratados de paz.