UR

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El predominio en el ámbito del imperio sumerio correspondió alternativamente a Lagash, Ur, Uruk, Kish y otras ciudades. A lo largo de los diversos períodos dinásticos en los que Ur fue la capital de Sumer, se acumularon en esta ciudad templos y riquezas que la convirtieron en uno de los más florecientes núcleos de la antigüedad. Ur se levantaba junto a la antigua desembocadura del Éufrates, distante unos quince kilómetros de su curso actual, y a unos 225 km al sudeste de Babilonia. La fecha de su fundación se sitúa en torno al cuarto milenio antes de la era cristiana, cuando se asentaron en la zona campesinos procedentes del norte de Mesopotamia que se encontraban en fase de cultura calcolítica. Se han registrado datos de que esta ocupación concluyó durante una serie de inundaciones relacionada por algunos arqueólogos con el diluvio del Génesis bíblico. Las primeras fuentes de información arqueológica relacionada con la ciudad de Ur fueron las denominadas tumbas reales, enterramientos datados en torno al año 2600 a.C., en los que se hallaron importantes vestigios de abundantes riquezas y restos de servidores que acompañaban a los monarcas muertos en sus panteones. Entre las diversas etapas en las cuales Ur ostentó la primacía destaca la denominada tercera dinastía de Ur, de la que formaron parte soberanos como Urnamu, bajo cuyo reinado se erigió el gran zigurat posteriormente reconstruido y cuyas ruinas aún hoy pueden admirarse, Bursín I y Shusín.