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A partir del siglo XIX, el término motor, que en la edad media se había empleado en especulación filosófica para definir el "ser que da movimiento a otro", pasó a formar parte del ámbito tecnológico. La industrialización y la modernización de los medios productivos dieron lugar a una progresiva y creciente distinción de funciones, modelos y estructuras de los motores, con la consiguiente diferenciación de éstos.
Un motor o máquina motriz es un dispositivo destinado a la transformación de energía, cualquiera que sea su forma, en trabajo mecánico. Aunque, como se ha dicho, el término se generalizó en su acepción tecnológica en épocas relativamente recientes, el proceso evolutivo de los motores como sustitutos de la fuerza del hombre se inició en la más remota antigüedad. Así, a lo largo de la historia, se sucedieron, como fuente de energía motriz, el agua, el viento, la tracción animal, el vapor, la electricidad, etc.
Clasificación de los motores
La ordenación de los diferentes tipos de motores se lleva a cabo en función de la fuente de energía que los alimenta. En tal contexto, ha de reconocerse un primer grupo de motores, entre los que se cuentan los hidráulicos, accionados por la energía que aportan el agua y otros fluidos; los eólicos, que usan como fuente la fuerza del viento; y los neumáticos, que aprovechan la energía del aire comprimido.
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