Enciclopedia de Medicina, anatomía y fisiología
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ANTISÉPTICO
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Desde que en el siglo XVIII se descubrió que ciertos microbios eran los agentes causantes de múltiples y graves enfermedades, la investigación sobre las sustancias que tienen la capacidad de atacar a protozoos, bacterias, hongos, etc., se ha desarrollado de modo constante. La importancia del control de los microorganismos en los diversos campos de la sanidad, la industria y la agricultura ha dado lugar a la preparación de técnicas cuya finalidad es la eliminación de los agentes patógenos: una de ellas es la elaboración y síntesis de antisépticos.
La definición de antiséptico debe plantearse en términos de diferenciación con la de desinfectante. Así pues, se denomina desinfectante a toda sustancia química que destruya o inhiba el crecimiento de microorganismos patógenos localizados sobre medios inanimados (se emplean, en consecuencia, como productos de limpieza y para mantener libre de microbios el instrumental clínico). Por el contrario, los antisépticos atacan a los mismos agentes, pero cuando éstos se encuentran sobre tejidos vivos (se utilizan, pues, para la higiene corporal y como antimicrobianos en alimentos y medicamentos).
Los antisépticos pueden ser microbicidas, si producen la muerte del agente, o microbiostáticos, si tan solo detienen su crecimiento. Según su función y el tipo de microorganismos al que afectan, se distribuyen en numerosos grupos: bactericidas, fungicidas, bacteriostáticos, protozoostáticos, etc.
Además de por su actividad antimicrobiana, una sustancia antiséptica debe caracterizarse por presentar una serie de propiedades tales como la carencia de toxicidad o de efecto corrosivo, la buena solubilidad, la adecuada estabilidad química que impide la descomposición por la acción de la luz o del calor, y la fácil penetración en los tejidos.
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