Armas químicas y biológicas - pág.3
Indice General
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Enciclopedia de Milicia
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Los agresivos sofocantes o neumotóxicos, como el fosgeno, producen lesiones irreversibles en las vías respiratorias, con sensación de ahogo, tos violenta y expectoraciones.
Los hemotóxicos, letales, impiden la oxigenación de la sangre, provocando disnea, pérdida de conocimiento y fallo respiratorio con muerte en pocos minutos. Entre ellos se cuentan el cloruro de cianógeno y el ácido cianhídrico.
Los vesicantes o dermotóxicos atacan a las células vivas del organismo a través de la piel. Pueden producir la muerte en segundos, caso de la llamada lewisita, o en aproximadamente un día, plazo letal de la iperita.
Los nerviosos o neurotóxicos causan excitación continua que afecta a los sistemas respiratorio, circulatorio, digestivo o muscular. Paralizan el corazón al cabo de segundos. Entre ellos se cuentan el sarín, soman y el VX.
Los alucinógenos, como el LSD, son incapacitantes, con efectos de aturdimiento, astenia, náuseas, etc. Actúan durante varias horas.
Los lacrimógenos, por su parte, provocan irritación de ojos, fosas nasales y vías respiratorias. Así actúan la cloroacetofenona y la cloropicrina. Los estornutatorios, como las arsinas, irritan las vías respiratorias y la piel.
Agresivos contra las plantas. Algunas sustancias actúan contra la vegetación de amplias zonas con el fin de privar de recursos a la población o dificultar las operaciones de guerra irregular.
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