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Indice General | Enciclopedia de Mitologí­a

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Era asimismo el conductor de las almas en sus peregrinaciones por el infierno y el dios de los ensueños; los griegos le ofrecían la última libación antes de irse a dormir. Entre sus muchas otras advocaciones se contaban las de ser el dios de la elocuencia, de la música, del comercio y de la fortuna. Las representaciones más antiguas lo mostraban con cuerpo vigoroso y rostro barbudo, pero posteriormente solía aparecer como un joven imberbe y atlético. En Roma se lo identificó con Mercurio.