ÓPERA - pág.7

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Bel canto: ordenación de la tesitura de las voces A la vez que comenzó a gestarse el arte operístico, en el siglo XVI se introdujeron los diferentes términos de tesitura para la voz. Se distinguían así bassus, altus, superior y tenor. En esta época las voces más agudas se asignaban a los niños, lo que daba lugar al problema de que las piezas de más difícil ejecución, que requerían largo tiempo de aprendizaje, no podían llegar a interpretarse por sobrevenir el cambio de voz en los jóvenes. Por ello las voces blancas o infantiles fueron sustituidas por las de los falsetistas o tenorini y por las de los castrados o castrati. A esta categoría perteneció una de las primeras grandes figuras de la ópera, el más célebre de los castrati, Carlo Broschi, conocido como Farinelli. Progresivamente, la ordenación de las voces masculinas y femeninas fue determinándose hasta establecerse en tres categorías principales: bajo, barítono y tenor en los hombres, y contralto, mezzo-soprano y soprano en las mujeres. A lo largo de la evolución de la ópera, desde el clasicismo fue conformándose la noción de bel canto, término italiano mediante el cual se definía la expresión vocal en la que la capacidad y la destreza de las voces solistas predominaba sobre los conjuntos corales. En tal contexto surgieron grandes figuras, algunas de las cuales alcanzarían la categoría de mito.