Flúor

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El investigador y geólogo alemán del siglo XVI Georgius Agricola mencionó en sus estudios sobre los metales un mineral al que denominó fluor lapis, piedra fluida, por su particularidad de fundirse a temperatura relativamente baja. Esta sustancia, más tarde conocida como fluorita, constituye la fuente principal del flúor como elemento químico. El flúor es el elemento puro que presenta mayor actividad química entre los conocidos. A temperatura ambiente forma un gas amarillo pálido que se condensa a -188 °C y solidifica a -219 °C. Se encuadra en el grupo de los halógenos, al que pertenecen además el cloro, el bromo, el yodo y el astato. Algunas rocas, como la fluorita o espato flúor, la criolita y el apatito, son compuestos de flúor ampliamente extendidos en la naturaleza. El agua del mar contiene flúor combinado en cantidades de unos dos miligramos por litro. Este elemento se halla presente también en la composición de los huesos y los dientes. La extremada actividad química del flúor, que se traduce en una fuerte tendencia a formar compuestos, hizo fracasar durante mucho tiempo los ensayos realizados con el fin de separarlo de sus combinaciones. Su alta reactividad también hace muy difícil su manejo, ya que sustancias como la madera, el vidrio y el amianto arden en contacto con él.