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Los procesos reactivos son iónicos, prácticamente instantáneos y sencillos en los compuestos inorgánicos, y no iónicos, lentos y más complejos en los orgánicos. A este respecto, las reacciones iónicas son aquellas en las que intervienen átomos o agregados atómicos con carga eléctrica, positiva o negativa.
Los compuestos orgánicos de carbono contienen pocos elementos (en general de dos a cinco) y en ellos siempre están presentes carbono e hidrógeno, y sólo ocasionalmente el oxígeno, el nitrógeno, los halógenos, el azufre y el fósforo. También otros elementos menos abundantes forman parte de los compuestos orgánicos naturales o preparados en el laboratorio.
Aplicaciones
En su variedad de diamante, el carbono es muy apreciado en joyería, tanto en las piedras incoloras como en las de matices especiales, rosado, azul o verde. Si es imperfecto, en forma de piedras grises o negras, se emplea para barrenar y tallar o pulir otras piedras finas. Por su parte, el grafito se emplea para fabricar lápices, y en la elaboración de crisoles y electrodos. Asimismo interviene en los procesos de galvanoplastia, procedimiento electroquímico para obtener objetos metálicos huecos.
Los carbones se utilizan como combustible y en centrales térmicas, y la hulla bituminosa se aplica como fuente de productos químicos, tales como el amoniaco, el fenol, el benceno y el alquitrán, que son importantes materias primas en la fabricación de colorantes, plásticos y explosivos.
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