Pinturas y pigmentos - pág.5

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De esta forma, la coloración que muestra un objeto no es sino la amalgama de frecuencias luminosas que no es capaz de absorber, por lo que su estudio se emparienta íntimamente con la investigación óptica. Los pigmentos, en general sólidos opacos finamente divididos, se clasifican en función de su procedencia y su color. Si bien los catálogos antiguos distinguían entre los pigmentos naturales o recogidos directamente de minerales y los refinados o sometidos previamente a tratamientos químicos, resulta más asequible una clasificación por colores. Así, los colorantes blancos más extendidos son el óxido de zinc, el sulfato de plomo, el carbonato de plomo, la titania o dióxido de titanio y el litopán, mezcla de sulfato de zinc y sulfato de bario. Todos ellos han de ser resistentes al ennegrecimiento, para lo que se les somete a la acción del sulfuro de hidrógeno, y se emplean en decoración de interiores y protección de paredes y muebles. Los pigmentos negros poseen en general una alta concentración de carbones que impregnan superficies metálicas, frecuentemente de hierro. El negro de humo se obtiene al quemar aceites en cantidades reguladas de aire de modo que el carbón remanente caiga desde los gases en combustión por efectos de la gravedad.