San Agustín

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El "primer hombre moderno" y el primer filósofo que reflexionó sobre el sentido de la historia, san Agustín, fue ante todo el arquitecto que diseñó las líneas maestras del gran edificio de la iglesia cristiana. Aurelio Agustín nació en Tagaste de Numidia, en lo que posteriormente sería Argelia, el 13 de noviembre del año 354, de padre pagano y madre cristiana, Mónica, cuya influencia fue decisiva en la personalidad de Agustín. Estudió retórica en Cartago, donde fundó su propia escuela mientras vivía una juventud turbulenta y apasionada. Los escritos de Cicerón le descubrieron la filosofía, y en su búsqueda de la verdad profesó durante casi diez años el maniqueísmo, herejía dualista que consideraba el mundo físico un producto del mal. Decepcionado con estas enseñanzas, a los 28 años marchó a Roma y tras una crisis escéptica y un primer contacto con el cristianismo, en Milán, se adhirió al neoplatonismo de Plotino y Porfirio. Por último, en el 386 tuvo lugar su conversión al cristianismo y un año después recibió el bautismo de manos de san Ambrosio. A raíz de ello regresó a África y fundó una comunidad monástica en Hipona. En el año 391 fue ordenado sacerdote en Hipona por el obispo Valerio, que lo consagró después su obispo auxiliar, y a quien sucedió el año 396.