Enciclopedia de Reliqión
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San Agustín - pág.3
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En el conocimiento superior, la "sabiduría", aparece la "iluminación divina": Dios concede a la razón una especial capacidad para que por sí misma alcance verdades a las que de otro modo no podría llegar. Tal sería el sentido de la máxima agustiniana: "No salgas fuera de ti, entra en ti mismo; en el hombre interior habita la verdad."
El ser humano, afirmó, está constituido por dos principios: uno material, el cuerpo, y otro inmaterial, el alma. Entre ambos hay una relación jerárquica clara: "el hombre es un alma racional que utiliza un cuerpo mortal y terreno".
Acerca del origen del alma tuvo san Agustín serias dudas entre el generacionismo, según el cual el alma sería engendrada a la vez que el cuerpo, "como una rama de árbol de los padres", explicándose así la transmisión del pecado original, y el creacionismo, que mantenía que cada alma era creada directamente por Dios.
Para san Agustín la historia de la humanidad es la de la lucha entre dos ciudades: la del bien y la del mal, la de Dios y la terrena. La primera está constituida por quienes se someten a la providencia divina y se unen en el vínculo de la caridad; la segunda por los hombres infieles a la gracia cuyo egoísmo los lleva inapelablemente a la discordia y el odio.
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