Anglicanismo

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ANGLICANISMO Entre aquellas comuniones en las que las tradiciones y estructuras católicas continúan subsistiendo en parte, ocupa lugar especial la comunión anglicana. Esta afirmación, contenida en el decreto sobre ecumenismo del concilio Vaticano II, no resultará novedosa si se tiene en cuenta que la iglesia anglicana, a diferencia de otras surgidas de la Reforma protestante, se considera a sí misma como una parte de la iglesia una y que su fundador, el rey Enrique VIII de Inglaterra, destacado teólogo y detractor de Lutero, recibió del papa el título de defensor de la fe, título que siguen ostentando los monarcas británicos. Historia La reforma religiosa en Inglaterra tuvo un origen muy distinto al de la reforma protestante iniciada por Lutero, aunque ambas coincidieran en el tiempo. Los motivos sociopolíticos que dieron origen al luteranismo y por los que éste encontró bien pronto apoyo popular, no se dieron en Inglaterra, donde puede decirse que el anglicanismo fue impuesto por el rey y gozó de una escasa aceptación inicial entre sus súbditos. No puede afirmarse, sin embargo, en rigor, que la ruptura entre Inglaterra y el papado careciera de antecedentes. En efecto, a lo largo de los siglos XIII y XIV se habían producido diversos enfrentamientos entre los reyes y el clero, que tuvieron como consecuencia un progresivo predominio del poder real y una acentuación del carácter nacional de la iglesia.