Anglicanismo - pág.3

Indice General | Enciclopedia de Reliqión

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El rey redujo con prontitud a los descontentos y reprimió con dureza las revueltas populares que se produjeron en diversas regiones del país. Incluso en el seno mismo de la corte y en el alto clero se alzaron voces contra la conducta de Enrique VIII; los dos nombres más representativos de esta resistencia fueron los del cardenal John Fisher y el canciller Tomás Moro, ambos condenados a muerte y ejecutados por orden real. En 1536 fue ejecutada Ana Bolena, acusada de adulterio, y ese mismo año se suprimieron los conventos menores, lo que dio origen a nuevos alzamientos. La confiscación, poco después, de los grandes monasterios, y el paso de sus posesiones y patrimonio a manos del rey y de los altos cortesanos afianzó notablemente la reforma de la Iglesia de Inglaterra. Tras la muerte de Enrique VIII en 1547, subió al trono Eduardo VI, hijo de Jane Seymour, tercera esposa del rey. De complexión enfermiza, Eduardo reinó hasta su muerte en 1553, bajo la influencia del grupo de nobles que más se habían beneficiado de la ruptura con Roma. Si las diferencias formales y doctrinales entre el cisma de Inglaterra y los protestantes del continente se habían mantenido hasta entonces, ahora tuvo lugar una manifiesta influencia del luteranismo: se redactó un nuevo Book of Common Prayer (Libro de oración común) totalmente escrito en inglés, se prohibieron actos litúrgicos tradicionales y muchas iglesias fueron destruidas o despojadas de todos sus bienes.