Apocalipsis - pág.3

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Es necesario distinguir el fenómeno apocalíptico de la profecía. Esta última es posesión del individuo por Dios; el profeta comunica oralmente el mensaje divino a los hombres. El autor de un texto apocalíptico, en cambio, no está poseído por la divinidad. Ésta le ha permitido ver lo oculto -se lo ha "revelado"- y le ha ordenado que escriba lo que ha visto. Los diversos apocalipsis explican y sistematizan la historia futura hasta el momento de su consumación. Describen simbólicamente los sucesos que tendrán lugar durante su transcurso, y explican el agravamiento constante de las penurias humanas como signo del fin de los tiempos y la venida de Dios. De diversas maneras anuncian para entonces un juicio universal, que puede resultar ya solamente en la salvación de los puros, o también en la condena de los pecadores, y ocasionalmente incluso en su paso por el purgatorio. Agotada ya después del siglo ll d.C., la literatura apocalíptica posee enorme interés histórico y exegético. Ha dado lugar, asimismo, a un gran número de códices de enorme valor artístico, entre los que destacan los mozárabes españoles, en la edad media, sobre el comentario al Apocalipsis del beato de Liébana.