Enciclopedia de Reliqión
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Religión Azteca - pág.2
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Los muertos vulgares iban a un lugar subterráneo llamado Mictlan.
Los aztecas, en suma, contemplaban el mundo como un lugar inestable, fatalismo al que sin duda contribuyó su vagabundear de siglos por la meseta mesoamericana. Las cosechas, los hombres, incluso los mismos dioses, estaban amenazados por las catástrofes naturales, y sólo una religión dura y severa podía ofrecer seguridad.
El panteón azteca
El sincretismo -conciliación de las diferentes religiones de los pueblos vecinos- llenó de dioses el panteón azteca. Deidades provenientes de diversas tradiciones duplicaban una misma misión; la tradición dualista oponía los dioses propicios a los destructores. Los intereses de la clase dirigente ensalzaban a sus divinidades guerreras, mientras que los campesinos atribuían la fertilidad o las calamidades a los dioses agrícolas. Cada lugar, cada profesión, agregaba al panteón azteca sus propias divinidades.
Los sacerdotes trataron de sistematizar y simplificar la complejidad del sistema de dioses. Algunos círculos intelectuales se acercaron al monoteísmo. A mediados del siglo XV, el rey de Texcoco, Netzahualcóyotl -poeta, filósofo y sabio-, proclamó la existencia de un ser supremo invisible; pero, carente de imágenes sensibles, el culto impuesto resultó abstracto y sin eco popular. Más extendida estaba la creencia en un principio dual de la creación, Ometecuhtli y Omecíhuatl.
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