Bartolomé Laurel, Beato

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La prédica del evangelio en el lejano oriente tuvo en el beato Bartolomé Laurel uno de sus primeros mártires. Bartolomé Laurel nació en Acapulco, en el Virreinato de la Nueva España (posteriormente México), en 1599. Apenas cumplidos los 16 años, ingresó como lego en la orden franciscana, y como tal realizó tareas de enfermero. Poco después entabló amistad con el padre Francisco de Santa María, perteneciente a la misma orden, que tenía en proyecto marchar a las Filipinas para extender el cristianismo. Con el apoyo de su mentor no tardó en conseguir permiso de sus superiores y el año 1619 partieron hacia Manila. Durante tres años Bartolomé Laurel predicó la fe de Jesús en tierras filipinas y posteriormente se trasladó a Japón. Pese a que en el imperio nipón la religión cristiana era perseguida, prosiguió su labor evangelizadora durante cinco años, haciéndose pasar por japonés, pero al fin resultó apresado en Nagasaki. En 1627, después de ser enviado a Omura, fue condenado a morir en la hoguera junto con otros seis prisioneros cristianos. En 1867, el papa Pío IX lo beatificó, tras un proceso en el que se pusieron de relieve los muchos méritos del humilde fraile novohispano.