San Bernardo de Claraval

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Gracias a su defensa de la vida monástica y de la fe cristiana, san Bernardo de Claraval logró una gran expansión de la orden cisterciense, e intervino a su vez ante los papas y reyes en los asuntos más importantes de su tiempo. Bernardo, hijo de familia noble, nació en 1090 en una localidad cercana a Dijon, en la Borgoña francesa. A los 22 años ingresó en el monasterio de Cîteaux, y se entregó a los estudios de teología. En 1115 fundó la abadía de Claraval (Clairvaux), de la que fue su primer abad; tras enormes penalidades, llegó a reunir más de 700 monjes. Tuvo fama, ya en su tiempo, de encarnar el ideal monástico más austero y de poseer una fe inconmovible y mística en Dios. A lo largo de su vida fundó 163 monasterios en diferentes países de Europa. Sus actividades al servicio de la iglesia fueron incansables, y siempre apoyó a las autoridades eclesiásticas frente a las pretensiones de los monarcas, además de favorecer la creación de órdenes militares y religiosas como la de los caballeros templarios. En 1130, a la muerte del papa Honorio II, se puso al lado de Inocencio II, que logró así imponerse al antipapa Anacleto II.