Budismo - pág.9

Indice General | Enciclopedia de Reliqión

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Al igual que cae la fruta madura, caen necesariamente las consecuencias de los actos; si no han sobrevenido en esta vida, será preciso un nuevo nacimiento para recoger el fruto bueno o malo. El infierno -que, según algunas interpretaciones, sucede en una "vida intermedia" antes de un nuevo nacimiento- tampoco es eterno; una vez cumplido el castigo, se vuelve a nacer en el nivel correspondiente a los méritos adquiridos. No se puede llegar a la meta de la gran extinción si no se ha cumplido la retribución automática de los actos, aunque sea retribución positiva. El acto bueno encadena tanto como el malo. El nirvana o liberación. Si la causa del sufrimiento son los deseos, y más radicalmente la ignorancia, la liberación consistirá en la extinción de todo deseo y en el conocimiento de la vacuidad de todas las cosas. Este camino es largo y requiere varios nacimientos, para llegar a la gran extinción, al parinirvana. Del mismo Buda se narran, en el texto pali llamado Jataka, historias acaecidas en sus nacimientos anteriores. Interrogantes abiertos. Existen ciertamente grandes dificultades para conciliar un puro fenomenismo -sin sustancias, sin alma- con la responsabilidad individual. Ya el mismo Buda cortó toda pregunta sobre la extinción final porque ésta es inexplicable con nuestros conceptos.