Dios - pág.9

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También los filósofos han experimentado esta necesidad, pero, más conscientes de los problemas a que el intelecto se enfoca en tales cuestiones, se han quedado frecuentemente en el reconocimiento de su existencia, sin tratar de explicar el ser de Dios, como el mero primer motor inmóvil del que habla Aristóteles. Incluso, dentro del pensamiento cristiano, la "teología negativa" medieval afirmaba que de Dios sólo se puede decir lo que "no es" y nunca lo que "es". Otros pensadores han dado explicaciones que en último término remiten al misterio, como el deísmo, que sitúa a Dios lejano al hombre y sin posible comunicación, o el panteísmo, que traslada el enigma a la realidad única. Por otra parte, muchos filósofos han negado la existencia de Dios -ateísmo- o, como en el caso de los agnósticos, han preferido suspender su juicio, no negar ni afirmar nada acerca de la existencia de un posible Dios que trasciende su razón. De toda la reflexión filosófica acerca de la existencia de Dios se exponen a continuación únicamente los principales argumentos racionales que se han aducido para demostrarla. Necesidad de una causa o principio. Si todo ser debe tener una causa, partiendo de un ser actual nos iremos remontando, a través de una cadena de efectos y causas, hasta una primera causa, que no puede ser efecto de ninguna otra causa porque entonces ya no seria la primera.