Ibsen, Henrik

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La penetración psicológica y la difusión de las ideas a través del teatro fueron dos de las constantes del dramaturgo noruego Henrik Ibsen. Del gran prestigio ganado entre sus contemporáneos da idea el hecho de que en 1899 pudo asistir a la inauguración del gran monumento levantado en su honor frente al Teatro Nacional de la capital de su país. Henrik Johan Ibsen nació en Skien, Noruega, el 20 de marzo de 1828. Vivió una infancia difícil que acentuó el carácter introvertido de su personalidad. En 1844 se trasladó a Grimstad, donde trabajó como aprendiz en una farmacia y compuso sus primeras obras, entre ellas el drama Catilina (1850). Más tarde se dirigió a Cristiania (posteriormente Oslo) con el propósito de iniciar estudios universitarios; sin embargo, no consiguió aprobar el examen de ingreso. En 1851 comenzó a colaborar como autor en el Teatro Nacional de Bergen, del que llegó a ser director de escena, y seis años después regresó a Cristiania para asumir la dirección del Teatro Noruego. No obstante, a causa de sus dificultades económicas y del escaso éxito obtenido, decidió abandonar su país y, a partir de 1864 y durante 27 años, residió sucesivamente en Roma, Dresde y Munich.