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Cada vez que pierda la cuenta, limítese a empezar. No se juzgue, no evalúe: no compite usted con nadie, ni ese es el fin. Verá que no es nada fácil, pero que se siente mejor y que sus pulsaciones han bajado y respira mas pausado y relajado. Eso es un beneficio añadido de esta práctica.
También habrá notado que los pensamientos tienen vida propia, aparecen, molestan y generalmente, se van. Piense que los pensamientos son suyos, pero usted es mas que sus pensamientos.
El hombre necesita de varios elementos para realizar una tarea eficazmente, desde aprender una canción a dominar disciplinas teóricas y físicas. Entre estos elementos el más importante, después de tener la voluntad necesaria, está la concentración, ya que sin ella no se logra una utilización al máximo de nuestras capacidades mentales. Por esto es de gran importancia desarrollar el hábito de la concentración para lograr un mejor resultado en nuestras acciones y en el menor tiempo posible.
Para el logro de sus aspiraciones, para el buen éxito en todo lo que persigue, el hombre necesita de algo vital en todo momento y lugar: la concentración de propósito, de pensamiento, de sentimiento y acción. Mediante la concentración, la mente y el cuerpo aprenden a actuar juntos, sin malgastar energía física o mental. Este es el estado ideal que permite el vaticinio de un seguro éxito. Con una práctica perseverante aprenderemos a dominar nuestra mente de modo de poder mantenerla fija algún tiempo, en una misma línea de pensamiento.
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