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Un espontáneo y fugaz encuentro en la calle, una mirada anónima, pone en funcionamiento todos los mecanismos de la seducción. Y, simplificando más, la seducción tampoco requiere de visualización de objetos, es más, cuántos menos sean los elementos de contacto real, más sólidos serán los efectos de una seducción. Porque sólo una voz, una sencilla y sensual voz, puede movernos y llevarnos hacia los paraísos del deseo. La fantasía es la sustituta de todos los demás atributos. La fantasía -el misterio, el desconocimiento- es el alimento del seductor. Éste termina su función y muere cuando ha cazado la pieza del deseo. Entonces empieza la sexualidad, el amor o, de nuevo, una nueva búsqueda de sujetos a seducir.
CUPIDO Y MAGNETISMO
No piense mal de mí, señorita. Mi interés por usted es puramente sexual. GROUCHO MARX
La tradición nos habla de las flechas de Cupido para explicar la repentina y en muchos casos irracional atracción que se establece entre dos personas. En este caso se trata de una sintonización mutua, lo que suele interpretarse como la compatibilidad entre las impresiones emanadas por los dos.
Pero también es indudable que algunas personas tienen un fuerte atractivo para casi todas las demás. Un magnetismo personal que las hace irresistibles y con frecuencia legendarias en un entorno más o menos amplio. Es el llamado "sex-appeal", y suele identificarse con la atracción sexual en cuanto a los mecanismos que lo disparan.
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