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El gran juego - pág.249
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Como se tienen en tal alta estima, con una pocas palabras amables se refuerza lo que ellos ya saben: son casi perfectos.
El siguiente paso es vigilar a la persona objeto de la adulación. Debemos estar siempre alertas y halagar cuando haga falta. Déle la atención necesaria sólo para lograr el nivel de adulación que se necesita. No se pase o logrará el efecto contrario u otro efecto inesperado. Por poner un símil, el primer paso sería llenar de lubricante un motor totalmente seco y el segundo, reponer el aceite que se va quemando.
El siguiente paso es hacer que el sujeto actúe por sí mismo. Unos alumnos consiguieron mediante lenguaje corporal que el profesor estuviera siempre en la parte izquierda del estrado. Cada vez que iba hacia ese lado, ponían cara de atención y se inclinaban hacia adelante. Si actuaba al revés, ponían gestos de apatía y mostraban menos interés. En poco tiempo consiguieron que el profesor estuviera dónde querían. En resumen, usted no crea nuevas conductas, hace aparecer las que están latentes. Adular es llenar espacios en blanco, no es escribir un nuevo libro.
Cada vez que el sujeto a manipular hace lo que queremos, usted le adula ligeramente. Como ya está acostumbrado a la adulación, con ligeros toques es suficiente. Si no hace lo que usted quiere, simplemente, niéguele la golosina. La presión debe ser mínima y en el lugar adecuado, es un "ajuste fino", como cuando usted sintoniza la radio una vez que ha encontrado la emisora.
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