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Si logra acostarse con su superior, tendrá un triunfo temporal, pero en cuanto deje de ser el objeto sexual de su jefe, sus compañeros manipularán al jefe y la situación será peor que al principio. En resumen, se ha creado muchos enemigos: la esposa de su jefe (si la hay), sus compañeros y su propio jefe cuando de canse de usted. Naturalmente, esto también funciona para los hombres que se acuestan con sus superiores, sean hombres o mujeres. Si consigue casarse con su jefe, otra persona en la oficina tomará su papel original. En fin, usted verá lo que hace: o seguir el Gran Juego o tener gratificantes relaciones personales.
Sin embargo, el verdadero poder surge de crear esperanzas de una aventura amorosa, eso si que es manipulación de primera clase. Un buen manipulador o manipuladora usará los apetitos físicos para sugerir un gran deseo sexual, agregando matices románticos y no satisfaciendo nunca el deseo. Sugiera vagas pistas de que algún día la otra persona alcanzará su satisfacción. La sexualidad está compuesta en partes muy iguales de culpa y expectación, combine sabiamente estos dos matices. Evite estar mucho tiempo a solas con el sujeto en cuestión, mantenga cierta intimidad en ocasiones, pero no durante largos periodos. Haga que su relación sea semipública, es una buena palanca para manipular. Por último, suprima (sí, suprima sin más) de forma tajante sus instintos sexuales cuando esté en el trabajo, ya que pasará a gran velocidad de manipulador a manipulado.
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