El gran juego - pág.327

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De esta forma, al final, viene a ser liberal con todos aquellos a quienes no quita nada - que son muchísimos - y tacaño con todos aquellos a quienes no da, que son pocos. Un Príncipe debe mostrarse amante de los talentos, siendo generoso con los hombres destacados y honrando a los que sobresalen en cualquier arte. Todo Príncipe debe desear ser tenido por clemente y no por cruel. Sin embargo, debe cuidar de no usar mal esta clemencia. El Príncipe debe reservarse los premios y delegar los castigos. Tendrá un subordinado que se encargue de ejecutar las crueldades que siempre puede entregarlo al pueblo como causante de sus desgracias. Al Príncipe nuevo le es imposible evitar la reputación de cruel, ya que los estados nuevos están llenos de peligrosidad. Por todo ello el que ocupa un Estado debe tener en cuenta la necesidad de examinar todos los castigos que ha de llevar a cabo y realizarlos todos de una sola vez, para no tenerlos que renovar cada día. La prudencia consiste en saber calibrar los inconvenientes y tomar por bueno el menos malo. El Príncipe debe ser temido, pero no odiado ni despreciado. TÁCTICAS Y ESTRATAGEMAS 1. No confiar en nadie Puede confiar en uno mismo, pero otros no serán tan prudentes como para confiar en usted. Funciona en ambos sentidos, razón por la cual usted no debe confiar en otros. Ya hemos visto que todos jugamos al mismo Juego.