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Los aztecas practicaron en los alrededores pantanosos de su capital un sistema muy intensivo de cultivo, en chinampas; con ayuda de cañizos, maderas de desecho, etc., se creaba un huerto flotante, que poco a poco se fijaba al fondo. En Xochimilco, lugar cercano a la capital mexicana, todavía persiste esta forma de cultivo.
Las comunidades indígenas están situadas por lo general en regiones de suelos pobres o de difícil acceso, que han escapado a la codicia de conquistadores y colonos. Además de los cultivos tradicionales, se encuentran plenamente introducidas desde hace siglos otras especies exóticas, como la caña de azúcar, el café o el arroz. Pese a ello, el maíz, que se consume de diversas formas (tortillas, tamales, etc.), y el frijol (judía o poroto) siguen siendo la base de la alimentación. En la segunda mitad del siglo XX se inició la introducción de una agricultura más avanzada en muchas comunidades indígenas.
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