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La estructura de la población española a mediados de la década de 1980 presentaba una proporción de gente joven notablemente mayor que la de los países de su entorno europeo. Sin embargo, los grupos de menor edad mostraban una evolución muy regresiva. El grupo más numeroso era precisamente el que accedía por primera vez al mercado de trabajo, lo que aumentaba las dificultades de empleo.
Distribución geográfica de la población. En términos generales, puede decirse que dos terceras partes de la población española habitan en las estrechas orlas costeras. Se alcanzan densidades muy altas junto al Mediterráneo en las áreas urbanas de Barcelona y su cinturón industrial (Hospitalet, Badalona, Mataró, Tarrasa, Sabadell, etc.), Valencia y su huerta (Sagunto, Manises, Alcira), Alicante-Elche, Málaga-Marbella, la bahía de Algeciras (Algeciras, San Roque, La Línea) y Palma de Mallorca. En la costa atlántica, las mayores aglomeraciones se dan en la baja Andalucía, alrededor de Sevilla, que aunque se halla a setenta kilómetros del Atlántico tiene puerto sobre el Guadalquivir, y en la bahía de Cádiz (Cádiz, San Fernando, Jerez, Puerto de Santa María), así como en las rías gallegas, bajas y altas.
A orillas del Cantábrico, el desarrollo de la industria pesada a partir del último tercio del siglo XIX fue el principal factor de crecimiento y concentración de la población en núcleos mineros, industriales y portuarios: es el caso de la Asturias central (Oviedo, Mieres, Avilés, Gijón), de Cantabria (Santander, Torrelavega), de la ría del Nervión (Bilbao, Baracaldo, Portugalete, Santurce, Galdácano, etc.
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