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El clima fue, durante la mayor parte de la era primaria, cálido y húmedo en amplias zonas del planeta, con intervalos en los que las condiciones se hicieron más rigurosas; ya al acabar este período se produjo una transformación progresiva que determinó aridez en el hemisferio norte y glaciarismo en el sur.
Las masas continentales se hallaban reunidas, en un principio, en dos grandes bloques, uno al sur y otro al norte. Posteriormente, este último se fragmentaría en dos: el continente noratlántico, que comprendía extensas zonas de Norteamérica y Europa, y el chinosiberiano, donde se integraban una amplia superficie de Asia, Sudamérica, África, la India y Australia que, junto con otras masas continentales, configuraban el bloque de Gondwana.
Fósiles característicos de ésta era fueron, entre los vegetales, los helechos gigantes, que alcanzaron su mayor desarrollo en el período carbonífero, así como los licopodios y equisetos, que constituyeron importantes masas boscosas. Entre los animales destacaron los trilobites (artrópodos), los graptolites (semejantes a los pterobranquios), los peces acorazados y los anfibios laberintodontos.
La era primaria se divide en seis períodos: el cámbrico, el ordovícico, el silúrico, el devónico, el carbonífero y el pérmico.
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