Enciclopedia de Historia
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TOLEDO, CONCILIOS DE
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A lo largo del predominio visigodo en la península ibérica, el poder temporal de los reyes y el espiritual de los arzobispos sufrió diferentes alternativas en los concilios de Toledo, asambleas de excepcional importancia legislativa de las que llegaron a celebrarse 18 y que se erigieron en órgano político predominante.
Los concilios de Toledo fueron reuniones de índole política y religiosa que acabarían por convertirse en la principal entidad legislativa de la Hispania visigoda. En el primero de los generales -el tercero, celebrado en el 589 por convocatoria de Recaredo y solicitud de san Julián- se legislaron la conversión del monarca al catolicismo y la incorporación de los hispanorromanos a la vida política.
Desde dicha asamblea los concilios de Toledo actuaron como órgano de gobierno, aunque más al servicio de los respectivos gobernantes que del pueblo. Eran convocados por los reyes, generalmente para afirmar su reconocimiento, y solían distinguirse por su función normativa o por la misión avaladora de las decisiones tomadas.
Los concilios posteriores tuvieron importancia muy diversa. Unos fueron generales y otros provinciales; algunos gozaron de plena asistencia, y otros de muy escasa, según las circunstancias del reino.
Entre estos concilios destaca en primer lugar el cuarto, celebrado en el año 633, que fue convocado por el rey Sisenando a requerimiento de san Isidoro de Sevilla y que reguló la sucesión al trono al establecer el sistema electivo para la designación del monarca.
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