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El mismo ataque puede ser psicológico. Pregunte por la vida privada de la víctima, salud, familia, economía, etc. Observe qué preguntas le incomodan. Guarde esa información para el futuro o empiece el ataque si ese era su objetivo.
Use trucos de invasión verbal. Si alguien empieza una frase, acábela usted. Las frases son personales y usted está violando lo más íntimo, le duele que le corten antes de tiempo. Invada y hágale callar. A veces no es necesario interrumpir de forma tan descarada. Cuando alguien intente decir algo, tosa, muévase, mueva la silla de forma ruidosa, distraiga. Es una amenaza y un comienzo de invasión. Una vez que ha logrado su efecto y ha desequilibrado a la víctima, siga con la invasión escrita. Encuentre los fallos del argumento de la otra persona y mediante un escrito corto y persuasivo dirigido a sus superiores llame la atención sobre usted, indicando que está asumiendo la dirección del asunto.
La invasión escrita es más duradera que la verbal. Si usted ha hecho una incursión oral y ha logrado su objetivo, puede retirarse y congraciarse mas tarde. Sin embargo, un ataque escrito es permanente, siempre se puede leer. Por eso, debe usarse con prudencia, ya que la víctima puede acabar odiándonos.
Otro territorio a invadir es el pasado de las personas. Investigue, pregunte, busque episodios de los que la otra persona se avergüence. Cuando obtenga resultados, ya tiene el arma.
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