|
En su grado máximo, se acerca al chantaje. Usted ha detectado el punto débil (un familiar drogadicto, delincuente, etc.) y alude a ello con discreción para ejercer presión.
Sea usted un profeta. Todos los profetas aluden al temor, a la incertidumbre. Augure desastres, despidos, reorganizaciones. A todos nos gusta la rutina, amenace con cambios bruscos. Alguien puede ser despedido, otros pueden ser destinados a lugares lejanos, deje correr el rumor. Lo que usted recomiende les salvará del caos futuro. Averigüe los temores ocultos de las personas y materialice sus profecías de acuerdo con ellos. Es recomendable no hacerlo por escrito, quedan pruebas que el futuro dejará al descubierto. Si sus vaticinios son verbales y no se llegan a cumplir, diga que no le entendieron. Por eso, conviene ser vago y ambiguo. Generalice, sea impreciso, no sea exacto o específico. Cuando pueda, lea o vuelva a leer a cualquier profeta o a los adivinos que tanto abundan. Notará que actúan de forma similar. Aprenda de ellos, hay muchos. Para lanzar estas profecías hay que buscar el momento adecuado. Espere a las últimas horas de la jornada, o cuando alguien esté abatido. Haga una espantosa predicción. Si de golpe se endereza y le pregunta qué dijo exactamente pidiendo detalles, cambie de tema y no dé detalles. Deje que la idea anide en su mente. Días mas tarde la víctima volverá a tratar el tema. Añada más oscuros presagios y manténgalo en estado constante de temor.
|